Cuando los hijos
empiezan a escribir nos hace gracia esa composición de letras incoherentes y
llenas de faltas de ortografía. Se les perdona, ya que están aprendiendo. El
problema es cuando va pasando el tiempo y las faltas persisten, y si a esto le
unimos el aprendizaje de varios idiomas con 8 años, ya es el acabose…
El mío,
pobrecito, en tercero de primaria está con inglés, castellano y vasco, así todo
a la vez. Así que os puedo asegurar que me dan ganas de arrancarme los ojos
cuando escribe olvidándose de la existencia de la h, mezclando la b y la v a su
antojo, o incorporando la k a su antojo.
Por eso os digo,
que este año me toca sentar las bases de la ortografía, aprender a deletrear
cada palabra hasta la saciedad y tener paciencia, mucha paciencia para no caer
en el desánimo, ni el llanto.